Por: Roberto Aponte/ Es bueno velar por nuestros derechos, pero debemos recordar nuestros deberes. En este tiempo hemos visto cantidad de opiniones sobre el derecho a la protesta y sus implicaciones políticas, tanto a nivel nacional como internacional.
Para hablar de esto abordaría lo que yo considero el principio de la armonía social, es decir como interactuando como comunidad aportamos a un adecuado ambiente de bienestar.
En resumidas cuentas, la armonía social es el componente humano de la sostenibilidad, abordando también el área económica, lo que se ve en ciudades y campos donde las personas suplan sus necesidades básicas.
Como dije en la columna anterior, el gran Santander es un territorio diverso, el cual también sirve como muestra de la situación general del país. En nuestras diversas tierras, se evidencian tanto municipios y ciudades con una relativa prosperidad, así como también zonas pobres y aisladas con precarias vías de acceso que apenas pueden comercializar sus productos, e incluso existe un punto álgido de inseguridad en la zona del Catatumbo donde se evidencia la violencia que azota el país.
Bucaramanga al ser una de las ciudades más importantes del país han sido epicentro de las protestas y afortunadamente se han mostrado menos incidentes que en Bogotá y en Cali.
Ahora las preguntas que debernos hacernos: ¿Esto como nos afecta? ¿Sé por qué estoy protestando?
Las respuestas deben ser personales y claro, la protesta es un derecho fundamental y estoy de acuerdo en cómo se han llevado a cabo en la ciudad. Pero debemos recordar nuestro papel como individuos y no dejarnos llevar por la masa, abogar por nuestros derechos individuales y colectivos e investigar bien la situación y ante todo, poner el ejemplo.
Además de evidenciar los problemas, es necesario proponer soluciones, aprender desde nuestros casos particulares, no solo en términos administrativos, también debemos tener en cuenta de que tan sincera y coherente es nuestra moralidad y si esta forma de manejar nuestra vida es aquella que puede aplicarse en el manejo de nuestro país.
Más que el gobierno, el estado es su gente, a fin de cuentas, se habla del término “los políticos” pero a fin de cuentas esa persona antes de ostentar su cargo es un ciudadano común. Claro, no voy a negar muchos de estos cargos se han rotado entre varias de las familias más influyentes del país o se han debido al efecto de una elaborada maquinaria política. Pero en las recientes elecciones se han visto muchos ciudadanos fuera de los partidos tradicionales. Por lo que un ejemplo hipotético, en algún momento, tú mismo podrías ser quien lleva las riendas del país.
Es evidente el cambio de la rutina y se habla mucho de las pérdidas económicas por el paro, pero hay que pensar si los cambios económicos y tributarios que se exigen pueden generar beneficios mayores. Personalmente si pidiera algo sería que el gobierno fortalezca la producción local y garantice beneficios a los campesinos, que los gobernantes recuerden la riqueza interior que existe en nuestros territorios, que mejoren las vías no solo las más importantes como se ha venido haciendo, sino también las carreteras municipales y rurales. La base de una fuerte economía es que está sea competitiva. También pediría que velen por el adecuado cuidado de los recursos naturales, uno de los motivos para protestar es la implementación del fracking y proyectos de megaminería, cosas que el pueblo ya ha mostrado su evidente desacuerdo y pediría que eviten estas nefastas prácticas que destruyen nuestros ecosistemas.
Para finalizar solo diré que si va a protestar en su defecto quiere mejorar el país, hágalo dando el ejemplo, demuestre en su cotidianidad que usted es un ciudadano honrado y buen administrador, mantenga limpio y organizado su hogar, cuide bien su dinero, investigue bien la situación del país y de su entorno y sobre todo manténgase coherente con lo que dice.
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