Por: Deivy Fernando Vega Herrera/ En los últimos años, cada vez que el gobierno decreta el aumento del salario mínimo anual los medios venden pánico en torno los posibles riesgos para las empresas y trabajadores por la política[1][2]. Por lo general la alarma es la misma: el aumento del salario mínimo va a crear desempleo[3]. Un discurso repetido que, a pesar de que se vende como un análisis técnico, no se sostiene con los hechos actuales.
Normalmente, quienes venden que los aumentos del salario mínimo crean desempleo se basan en estudios como el del BanRep de 2022[4], el cual concluye que el alza del salario mínimo aumentaría el desempleo formal en el país[5]. El problema está en que, a pesar de las constantes alzas del salario mínimo por encima de la inflación, el desempleo actualmente es el más bajo en 20 años y la informalidad está en su nivel más bajo en 5 años1. En otras palabras, la realidad desmintió las proyecciones de desempleo formal del BanRep.
En la práctica, los pronósticos sobre un alza del desempleo por subir el salario mínimo no solo no se cumplieron, sino que fueron contradichos por la realidad. La razón de este fracaso se puede encontrar en la receta metodológica que suelen utilizar los académicos ortodoxos (como los del BanRep) para reafirmar sus ideas. Y es que esta receta, basada en modelos de equilibrio general y parcial (como DSGE), desdibuja tanto la realidad con supuestos irreales que sus predicciones terminan siendo poco útiles para analizar políticas reales, a pesar de que se presenten como una estimación técnica.
En este caso, la receta metodológica utilizada por el BanRep (modelo DSGE) para hacer su predicción de desempleo se basaba en supuestos de la economía colombiana tan absurdos como asumir que todos los trabajadores formales son dueños de las empresas en las que trabajan, o que todos los empresarios y empleados tienen el mismo conocimiento sobre la política monetaria y fiscal del país[6]. Todos estos supuestos, inmersos en la receta metodológica utilizada por el BanRep (DSGE)5, son la razón principal por la que sus predicciones fallan a la hora de contrastar con la realidad. Prácticamente parten de un mundo de fantasía y con ese mundo de fantasía pretenden analizar políticas actuales.
El problema con el uso de estos modelos irreales es que, a pesar de sus comprobados fallos para predecir la realidad, los académicos ortodoxos todavía lo siguen replicando como dogma incuestionable. Seguramente, no vamos a ver a ningún investigador del BanRep explicando o siquiera pronunciándose sobre por qué fallaron sus predicciones de desempleo por el alza del salario mínimo. Prácticamente nadie en el BanRep ha dicho nada sobre el tema. Porque cuando se asumen dogmas, rectificar no es una opción, así los datos los desmientan de frente.
Lejos de rectificar, el BanRep reafirmó su dogma cuando en abril de este año volvió a publicar otro estudio con la misma receta metodológica (modelos de equilibrio) para analizar -otra vez- los efectos del salario mínimo en el mercado laboral[7]. Es decir, a pesar de los comprobados y constantes fallos de sus modelos, los investigadores del BanRep prefieren hacer “oídos sordos” a las críticas y siguen replicando su receta metodológica como un dogma incuestionable y útil.
Esto demuestra que, por más técnico que pueda parecer un estudio o una entidad (como el BanRep), sus conclusiones no están libres de sesgos y dificultades. Al final, cualquier estudio sobre los efectos de cualquier política siempre se va a ver influenciado por los intereses y gustos políticos de los investigadores. Por eso, los análisis académicos de políticas, por más que se sustenten en estudios técnicos, deben entenderse más como una opinión política particular que como una conclusión objetiva e imparcial.
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*Economista y Magíster en Economía y Desarrollo. Asesor pensional independiente con experiencia certificada con Colpensiones y empresas privados. Investigador interesado en la academia. Docente universitario.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
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[1] Nicolás Cortés y Daniella Rodríguez (Diciembre de 2024). Expertos alertan que $18.505.000 mensual de salario mínimo integral es impagable. La República.
[2] Juan Escobar (Noviembre de 2024). Salario mínimo de 2025 podría significar este grave problema para empresas y trabajadores si se acerca al $1.500.000. Infobae.
[3] Mauricio Villamizar (Diciembre de 2024). Incremento del salario mínimo en Colombia preocupa a empresarios por impacto en costos y empleo. Infobae.
[4] Luis E. Arango. Et al. (2022). «. Efectos macroeconómicos del salario mínimo en Colombia. Ensayos sobre Política Económica (ESPE), núm. 103, septiembre, DOI: 10.32468/espe103
[5] Brayan Xavier Becerra (Octubre de 2022). Estudio revela que un alza de 1% en el salario mínimo reduciría en 1% el empleo. La República.
[6] Andrés Zambrano-Curcio (@az_curcio). “Abro Hilo explicando porque este tipo de trabajos, basados en Modelos de Equilibrio General Dinámico y Estocástico, presentan fallas fundamentales en su concepción, que permiten que sean usados para llegar básicamente a cualquier conclusión que los autores quieran. Link. […]” [Tweet]
[7] Otero Cortés, A. et al. (2025). Nueva evidencia sobre la informalidad laboral y empresarial en Colombia. Ensayos sobre Política Económica (ESPE), núm. 108, febrero,