Por: Ruth Stella Catalina Muñoz Serrano/ Si bien es cierto, cada comunidad tiene sus propias dinámicas y formas exclusivas de relacionarse, en las que el ser humano a través de un proceso de identidad y relacionamiento es capaz de fortalecer, crear y acomodarse a nuevas dinámicas por generar procesos de adaptación; por lo general también pasa que en muchas ocasiones este ejercicio de adaptación trae consigo nuevos procesos y construcciones de conocimiento que reconocidas a lo largo del tiempo le permiten al ser humano, desarrollarse, construir y trasladar de generación en generación, sus propia estructura para la sociedad en la que vive.
En este sentido, es necesario que el ser humano sea consciente del impacto a nivel de sociedad de sus decisiones y crea que es capaz también de generar esa adecuación total, puesto que en los procesos de reconocimiento del ser humano este mismo se identifica con espacios y entornos en los que pueda complementarse y por supuesto complementar a otros; y eso finalmente hace que se formen lazos desde la comunidad y que lo comunitario como se ha mencionado en otros espacios, pueda cobrar el sentido de relacionamiento.
Esto significa que cada persona busca sentirse identificado con algo o alguien, sí, a través del gusto, del parentesco o la cercanía, se relaciona y logra ponerse en contacto con otros de forma que, en ese contacto, pueda complementarse y generar experiencias de vida qué a su vez construyan el entorno en el que se mueve.
Por lo cual es transcendental, que el individuo sea conscientes de los diferentes escenarios en los que a lo largo de su vida se rodea, donde no siempre el individuo podrá controlar lo que le rodea, si el ser humano podrá relacionarse desde el respeto con su entorno, son dos cosas muy diferentes, que traído a la realidad y a la vida de un niño que se está construyendo, sus diferentes redes de apoyo y círculos de confianza, pueden moldear la personalidad del niño y cambiar su forma de ver la vida, habiendo cosas que afecten el entorno y maltraten su vida, finalmente este ser humano, debe ser consciente de lo que se necesita, sin embargo, el niño ni puede controlar todo lo que le rodea, pero a medida que crece puede moldear su pensamiento.
Puesto que la crianza da paso al fortalecimiento de ese círculo de confianza y macro entorno, que le permiten generar en el ser humano, construcciones reales y profundas en las que el niño finalmente decide frente a su vida, a través de diferentes acciones importantes, pero esa decisión pues también estar acompañada de una mala experiencia, de un mal ejemplo, de una mala situación y hace entonces que el ser humano pierda total cohesión al relacionarse como adulto, entonces, el niño adulto que ha vivido situaciones de distorsión cognitiva, ya no podrá hacerlo de forma sana, sino que, tendrá que relacionarse desde sus vacíos; sí, eso significa que la crianza es tan valiosa cuando se da por voluntad y en entornos sanos.
Puede parecer un tema bastante corroído y repetitivo, pero realmente es necesario que el ser humano sea consciente y decidido al poder generar espacios de protección para el niño, evitando así finalmente, que se tenga que corregir un adulto, con medidas de cautividad, que no dan paso a la resocialización, sino, que aunque se busque el restablecimiento de su figura en la sociedad, no va a ser posible, porque ese niño herido no tiene las herramientas necesarias para conectarse con el mundo, por eso es importante que se cimente un niño para no tener que castigar un adulto.
¿Cómo estás criando a los niños que te rodean? ¿Te gusta el adulto que eres?
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*Docente, Psicóloga (UNAD), Especialista en Gerencia de Proyectos (Uniminuto), Magister en Psicología comunitaria (UNAD).
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