Análisis

Especial/ Tres leyendas de la fotografía se ‘desnudaron’ en Corrillos

Gracias a una ley que dictaron y luego tumbaron el 20 de febrero es el día del fotógrafo. Corrillos conversó con Héctor Hernández Mateus, Javier Valdivieso y César Mauricio Olaya, tres hombres de la fotografía para que nos revelaran el rollo que entraña esa profesión. Homenaje y feliz día.

– Nos vemos allá, entonces.

– ¿En dónde?

– El jueves 20 de febrero.

– Claro, pero ¿en dónde?

– Donde siempre, a las seis y media de la tarde.

– Listo, el jueves, pero no me ha dicho en dónde.

– ¡Ah sí!, perdón es que voy corriendo… le estoy ayudando a don Héctor.

– ¿El señor del bolo criollo?

– El mismo, pero ahora está en la organización del Día del Fotógrafo.

– También he escuchado que es conciliador, en Girón creo.

– Jajaja debe ser… aunque como anda en moto le rinde hacer de todo.

– Don Héctor Hernández Mateus, ese señor es como serio.

– Tal vez, lo cierto es que convenció a Daniel Navas y el día del fotógrafo lo harán este jueves en la Casa del Libro Total.

– Al fin me dijo en donde era. El año pasado estuve y dieron vino o whisky, ya no me acuerdo.

– Ah bueno, ya sabe, allá lo espero, están todos los fotógrafos invitados.

– Pero ahora todo el mundo es fotógrafo, a donde quiera que voy veo a gente tomando fotos con celulares, con tablets, los únicos que toman fotos con cámara son los viejitos.

– Querrá decir los profesionales.

– Perdón es que como la tecnología facilita todo…

– Pero, por más que sea. No se compara. Una foto también tiene sentimientos.

– Recuerdo que don Héctor dijo que “el día del fotógrafo y del camarógrafo, que según, por recordación de la promulgación de la ley 20, de febrero 20 de 1991, que fue declarada luego inexequible; se ha considerado el 20 de febrero el día de conmemoración, para resaltar tan importante ejercicio, y que se merecen los profesionales en este, que es un arte de alto beneficio para la comunidad”.

– O sea primero sacaron una ley para decir que era el día del fotógrafo y después dijeron que no. Los abogados son la patada.

– Ojo, porque acuérdese que una demanda no se le niega a nadie. A los abogados honores.

– Es una forma de decir… pero bueno lo importante es que hay quien se acuerda de que el 20 de febrero es el día del fotógrafo y hay quien lo celebra.

– Don Héctor, que vive pendiente de eso.

– Aunque don Héctor es bien “Satiricón”, porque el otro día le leí una columna donde decía que, “nunca, por mejor escritor que se jacte de serlo, logrará una descripción de hechos más puntual y exacta que lo registrado por una imagen o imágenes en movimiento. Es, igualmente la razón para que toda empresa de comunicaciones tenga su departamento especializado en la materia; la foto reafirma o corrobora el relato de acontecimientos, es prueba inequívoca de la realidad; por ello frente a las posibilidades de alteración de las mismas, con tecnología especializada, el ser humano que la ejerce debe de poseer un sentido supremo de la ética y valores de responsabilidad frente a su misión”.

– Voltaire le quedó en pañales. Aunque le podemos dar un tanto de razón, no la tiene del todo. De todas maneras, que le celebre al fotógrafo, hay unos muy buenos.

– Dejemos a don Héctor en la licorera mientras compra el 18 años para la celebración del jueves en la Casa del Libro Total y vamos a conversar con otro fotógrafo.

– El otro día me encontré a Javier Valdivieso, el de Valdivision. Un muchacho joven que también apoya en Corrillos, aunque allá no creo que tengan esas mujeres con que uno ve a Valdivieso. Unas modelos de portada y páginas centrales, ni en Netflix, con suscripción premium.

– Ajá, se está como desviando del tema…

– No crea, lo que pasa es que uno cree que fotógrafo solo es quien toma el expirado o el posesionado, no señor, a ellos también les corresponden las Yidis de Soho, o los paisajes de Santurbán. Y a veces ligan y resultan casados o exclusivos del Gober.

– Y ¿qué le dijo Valdivieso?

– No, nada. Si se molesta para qué me pregunta. A usted lo he visto tomando fotos con el celular… jajaja y después como tres horas tratando de arreglarlas en el computador… y se felicita, si cree que eso es ser fotógrafo, pues no escuche a los profesionales.

– Le pregunté de buena manera. Está bien, lo reconozco, me explotó la mina, es que como ahora está de moda discutir ante la clientela… le ruego me disculpe, y si quiere hasta le hago la columna del perdón.

– Sin exagerar, por favor, que no soy protegido de la UNP.

– Veo que ya volvió a tener agua pura y fresca como recién bajada del páramo, relajado. Ahora si cuente qué le dijo Valdivieso.

– Pues lo va a dejar de una pieza porque habla como retrata. Dijo que “en principio estuve en caminos equivocados. Estudié administración de empresas, hasta sexto semestre, como dice el personaje de “Betty la Fea”. También estudié tres semestres de comercio exterior. Hasta que hice un viaje que fue como un encuentro conmigo mismo y me di cuenta que mi vida no la quería limitar a ser administrador o trabajar en algo diferente al arte. En ese momento dije prefiero no terminar nada. Mis padres me dieron la tercera oportunidad y estudié artes audiovisuales. Fue el momento más feliz de mi vida, nunca me cansaba de estudiar. Llegaba temprano a estudiar, no faltaba nunca a clases, no me quería perder nada de lo que me enseñaban. Cada uno tiene sus pasiones y es importante que los papás incentiven hacia la creación, porque las personas creativas desarrollan un crecimiento no hacia el dinero sino al crecimiento en lo espiritual. Se descubre uno en armonía con la vida y descubre que hacer dinero no lo es todo. Tener un espacio, un disfrute para vivir la vida, porque la vida es un viaje muy corto que en cualquier momento se va. Si uno no es feliz y vive cada como como una aventura está perdiendo el tiempo”.

– Habla bonito don Javier.

– Fotografías vemos, corazones no sabemos, ¿es que dicen?

– Se le pegó la filosofía…

– ¿Filosofía? Ni el Mundo de Sofía, porque cuando anunciaron los presocráticos, abandoné…

– O sea que, si le cuento que me encontré con César Mauricio Olaya, el hombre de los dieciséis libros y otro tanto más en camino, ¿queda inhabilitado?

– Ni que fuera rollo de doce a blanco y negro.

– Mejor escuché a Olaya antes de volverse retro Kodak, “la fotografía es un lenguaje. Si se compara la fotografía con la literatura es bueno traer a colación la frase que citaba Jorge Luis Borges, “¿cuántos libros ha escrito? Y contestaba no me pregunte cuántos libros he escrito, sino cuántos libros he leído. Igual pasa en fotografía cuando tú te dedicas a mirar fotografías, a cultivar la mirada fotográfica, la técnica pasa a segundo plano y la mirada fotográfica sale como algo natural. La mirada es lo que más se debe desarrollar, lo que más se debe cultivar y lo que más se debe formar a nivel de la fotografía”.

– ¿Borges? Uy, me dejó como Neruda, con “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.

– Y ¿eso es bueno?

– Mejor volvamos a Valdivieso, un hombre de 35 años de vida y doce de fotógrafo, profesional en Artes Audiovisuales.

– Ya trece años de fotógrafo y tan pelado, como dicen las señoras del club.

– Lo que pasa es que comenzó joven, dijo que “desde niño la pasión a través de la fotografía familiar me despertó ese amor a lo que son los recuerdos y ese fue el primer paso para enamorarme de los recuerdos. Después me gustó la fotografía de conciertos por las emociones que transmitían los artistas. Después me gustó el tema de la mujer y el modelaje porque a través de la fotografía se trata de presentar lo mejor de las personas y la mujer ha sido una fuente de inspiración en mi vida muy grande”.

– Pues Olaya de sus comienzos dijo que “ser fotógrafo no fue un accidente pero sí fue una circunstancia sumada a otras. Empecé a estudiar comunicación social y me encontré con la fotografía con el profesor Saúl Mesa, y ya tenía unos vecinos amigos como el caso de Gerardo Mesa. Ya el tema de la fotografía me había tocado. Y cada día me daba cuenta que ese oficio o profesión de la fotografía era una pasión. Y los resultados empezaron a verse, resultado de esa pasión”.

– Y pensar que para unos pasión solo es fútbol, y vea cómo vamos quedando en el marco.

– Pues un día escuché decir a Valdivieso, porque ya tiene su empresa, pese a lo pelado, que “como en todos los aspectos y en todos los negocios, y los proyectos. Es como quien abre una empresa y después de un tiempo la cierra, y dice que por razones personales. Las razones personales es que esa persona no estaba en el camino correcto. Pero si uno está en el camino correcto le dedica el tiempo correcto y así siempre van a funcionar”.

– Pues nuestra pasión es charlar porque ya llevamos más de milqui en palabras solo para felicitar a los fotógrafos.

– Aunque sea una nota al año, no hace daño.

– Y vale la pena, porque ya hacen parte de la historia patria, y es historia viva.

– Claro, no todo el que toma fotos es fotógrafo.

– Olaya me contó que “junto con Pastor Virviescas en comunicación éramos los fotógrafos. Estando en sexto semestre de la carrera me llamaron de Vanguardia para que fuera el reportero gráfico. Esa llamada, wow, fue increíble, era como un sueño hecho realidad. Trabajaba y estudiaba. Durante diez años hice fotografía exclusiva para periódico. Primero en Vanguardia, luego en El Espectador y en la oficina de prensa de la Gobernación. Pura fotografía de prensa. En el año 2000 veo la posibilidad de hacer fotografía editorial y saco los primeros libros, de los cuales ya van dieciséis”.

– Y es un tipo abierto. Al principio uno lo ve como que no se le puede ni hablar.

– Debe ser que anda concentrado en su trabajo. Olaya además es o fue docente en la Universidad Pontificia Bolivariana, en la Antonio Nariño, y en Itae. Dijo que le gustaba “que la gente se destaque. Se enseña bien para que se aprenda. Hay gente que supera al maestro. Suan Carreño, no fue alumno en la universidad, era un amigo personal y le daba puntadas de cómo hacer fotografía. Hoy en día es uno de los fotógrafos más reconocidos en el campo de la fotografía de moda”.

– Orgullo patrio para ondear la bandera personal, de cómo se enseña bien.

– Sí, Olaya lo cuenta y uno se admira.

– Encontrar talento no es fácil, pero como las brujas, de que lo hay lo hay.

– Valdivieso tiene su empresa y me contó que “más que talento busco sensibilidad y que sean buenas personas, entonces eso se logra viendo mucho en sus redes sociales, inclusive en lo que postean, cómo escriben, cómo hablan. Hay muchos detalles que en la búsqueda de talento uno identifica. Mi empresa es como el circo del sol, yo necesito de ellos y ellos necesitan de mí. Es una química. El equipo perfecto no existe, está en constante evolución, y eso sucede, entra uno, sale otro, y así, y es para mejorar. Y claro hay quienes se van y no porque no sean buenos, sino que buscan liberar sus pasiones, y forman su propia empresa. A unos les gusta trabajar en equipo otros son lobos solitarios. Y así como se van, llegan, por eso se debe estar preparado para no dejar pasar los talentos”.

– Buenos pues tres talentos trajimos: Mateus, como todo el mundo le dice a don Héctor, Olaya y Valdivieso.

– Antes de que se vaya, Valdivieso dijo que “todos los profesores han sido parte del proceso en la formación. Uno cuando es joven cree que cuando los profesores le califican a uno mal le están haciendo daño, pero con el tiempo se da uno cuenta que los profesores que más mal lo calificaban a uno son los que más me ayudaron a crecer. De todos los profesores aprendí y a todos les tengo un agradecimiento. Y ojalá pudiera educarme cada vez más porque uno nunca se termina de educar”.

– Sabias palabras, en sus frases queda retratado. ¿Algo más por decir?

– Me imagino que Olaya también tiene su frase de cierre.

– Menos filosófica, pero sí, dijo Olaya que “cuando uno empieza a marcar alguna diferencia con respecto a los compañeros en el trabajo y el profesor mismo me dice, “oiga Mauricio, usted no ha pensado en la posibilidad de acompañarme el siguiente semestre como monitor”. Empieza uno a ver que como que sí es por ahí, y se da uno cuenta de que dentro de la comunicación social la fotografía puede ser mi camino. Ese fue como el detonante. Los comentarios del profesor, las calificaciones, los resultados, los trabajos, entre otros aspectos fueron como los ingredientes para lograr esa receta que me dijo que la fotografía era mi camino”.

– Ese comentario también estuvo carnudito. Nada le falta.

– Dicho y hecho, feliz día del fotógrafo y hasta el próximo 20 de febrero.

– Ya sabe, allá nos vemos.

– ¿En dónde?

– Vuelva a leer. Allá, donde siempre.

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