Al menos tres millones de afganos se encuentran en situación de emergencia alimentaria absoluta con riesgo de hambruna, consecuencia de la sequía y la falta de lluvias y nieve durante el invierno pasado, advirtió el Coordinador humanitario de la ONU en ese país en guerra.
“Los datos sobre Afganistán son muy sombríos”, afirma Toby Lanzer. “En términos de inseguridad alimentaria, actualmente al menos ocho millones de personas se encuentran en el nivel 3 y al menos otros tres millones en el 4”, que precede a la hambruna (nivel 5, el más elevado).
En el nivel cuatro, “las personas sobreviven con menos de una comida diaria, y casi con toda seguridad esta comida está compuesta por pan y té. Esto no es sostenible”, añade Lanzer.
“Necesitamos socorrerlas rápidamente. Se trata de un nivel de inseguridad alimentaria crítico”, advierte. “Si logramos llegar allí, podemos evitar lo peor, de lo contrario, existe el peligro de que estas personas alcancen el nivel 5”, o sea, la hambruna.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Afganistán, “estas cifras son mucho peores de lo esperado, entre las más elevadas del mundo, y exigen una respuesta urgente”.
A título comparativo, Sudán del Sur tiene 1,5 millones de personas en el nivel 4, y poco menos de cuatro millones en el 3. Para la OCHA, “las necesidades de Afganistán son dos veces más importantes que las de Sudán del Sur”.
Según las previsiones de esta agencia de la ONU, unas 600.000 personasdeben recibir ayuda en octubre, tras otras 600.000 que ya la recibieron el mes pasado.
La cercanía del invierno (boreal) añade un grado de urgencia a la crisis. La OCHA fijó una fecha límite, a mediados de diciembre, para socorrer a al menos 2,5 millones de personas.
Los productos básicos que se envían son harina de trigo enriquecida, lentejas, sal, aceite vegetal y, en algunos casos, azúcar.
Según Lanzer, “esta situación puede tener un efecto desestabilizador mayor en el país”. Las necesidades alimentarias detectadas conciernen a 18 de las 34 provincias, sobre todo ubicadas en el norte y el oeste del territorio.
A mediados de septiembre, unas 250.000 personas tuvieron que huir de las provincias más afectadas por la sequía en el oeste del país, la mayoría de ellas se encuentran actualmente en campamentos improvisados.
La hambruna ya ha golpeado a Afganistán al menos tres veces en los últimos 20 años, señala Lanzer: “Para muchas (personas) es la peor situación que han sufrido en su vida”.