Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Los abuelos decían: “A Dios rezando y con el mazo dando”, lo cual tiene dos interpretaciones, la una es rezar, repetir oraciones con fe, y seguir trabajando, esforzándonos, para lograr lo deseado, la otra es, rezar, repetir oraciones con fe y actuar con mentiras y agresiones, usar la trampa, permitir y ser cómplices de abusos, nada sacamos con ir a cultos, misas, rezar, compartir mensajes de amor, de paz en redes, si no se actúa de forma honesta, coherente, transparente, se trata de ser un buen ser humano, en todo el sentido de la palabra.
Valoremos las personas que oran, que tienen fe y creen en el poder de la oración, orar es hablar con el eterno, me gusta ver personas caminando rezando, haciendo el rosario, que bonito, y es aún más bonito que sean coherentes con el rezar y el actuar, porque es fácil encontrar personas con la camándula en la mano, o saliendo de un culto, a inflamar su ego, a usar el poder para su beneficio, a ser cómplices de agresiones e injusticias, con la excusa del: por algo será, si no es conmigo no me interesa, como la canción de Arjona y como doña Carlota: “La iglesia se lleva en el alma y en los actos, no se te olvide, Jesús es verbo, no sustantivo, es más que un grupo de señoras de muy negra conciencia, que pretenden ganarse el cielo con club de beneficencia, Jesús es más que persignarse, hincarse y hacer de esto alarde, de mi barrio la más religiosa era doña Carlota, hablaba de amor al prójimo y me poncho cien pelotas”.
La vida es sentir, es llorar, es reír, es abrazar, es acariciar, es dejar que los sentimientos nos inunden y dejarlos salir, nos han acostumbrado a ocultar lo que sentimos, a mostrarnos impasibles cuando deseamos llorar; a limitar nuestras muestras de afecto, y nos centramos en nuestras tareas rutinarias, en movernos, en respirar, llegando a perder la habilidad de soñar, de ilusionarnos, de disfrutar de cada momento, entendamos que la vida es algo más que rutina, dormir, comer y trabajar, es hora de aprender lo gratificante que es la vida y dejar salir nuestros sentimientos.
¿Nos atrevemos a abrazar, a besar?, ¿qué nos lo impide? No hay nada más bonito que repartir besos y abrazos, que rodear a alguien con nuestro cuerpo y dar un abrazo muy fuerte, un abrazo en el que no entre el miedo, ni la tristeza, ni la soledad, abracemos, sonriamos, relacionémonos con buenas personas y aprendamos a distinguirlas, existirán personas más grandes y más pequeñas que nosotros.
Relacionemos, con todas las personas, y como dice desiderata debemos: “caminar placidos entre el ruido y la prisa, pensando en la paz que podemos encontrar en el silencio y en cuanto sea posible y sin rendirnos, debemos mantener buenas relaciones con todas las personas”, ahora bien mantener buenas relaciones no es dejarnos pisotear, dejarnos agredir y ofender, o no defender nuestros sueños y derechos, ¡no¡, Coloquemos un colador para saber relacionarnos, fijemos posiciones, y defendamos con firmeza nuestros valores y principios, también “Escuchemos al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia” eso si concentrados en nuestras metas, en nuestros sueños para seguir creciendo, recordemos, a Virgilio, “podemos porque creemos que podemos; no porque sabemos que podemos”, sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser.
Aceptemos y entendamos que con el tiempo la imagen que tenemos de las personas puede cambiar, lo que implica que desconoceremos a aquellos que creíamos conocer, no hay persona más insignificante que aquella que usa sus logros sus cargos, su dinero, y la mentira, para menospreciar a los demás.
Todo nuestro tiempo es vida, si no estamos disfrutando cada segundo nos estamos perdiendo muchas cosas, la vida es algo más, es soñar a cada momento en acercarnos a lo que hemos deseado, acordémonos de lo que soñábamos cuando éramos pequeños, lo que anhelábamos, en lo que más ilusión nos causaba, quizás soñábamos con ser piloto, con ser pintor, con escribir cuentos. ¿Qué nos ha impedido cumplir esos sueños?
Muchas veces dejamos de soñar para cumplir los sueños o los deseos de los demás, para seguir una vida que no es realmente la nuestra, o a no enamorarnos para que no nos hagan daño, o callar lo que sentimos, o trabajar en lo que no nos gusta porque nos da miedo no encontrar otro trabajo, y abandonamos lo que deseamos con todo nuestro corazón, por favor se trata de volver a soñar, de recordar que es lo que hace que nuestro corazón lata con fuerza y que se dibuje una sonrisa en nuestra boca.
Dejemos de un lado de vez en cuando el celular, entendiendo que es un elemento de trabajo, dejemos a un lado nuestras preocupaciones, y escuchemos, sintamos la vida, en su inmensa plenitud y belleza, con todos sus olores, sus colores, sus gentes y sonriamos, a cada momento, aunque nos sintamos mal, esa sonrisa nos confortará.
La vida es actuar, no es quedarse sentado en casa esperando a que las cosas ocurran, es moverse, es hacer todo lo posible por luchar por nuestros sueños, por lo que deseamos, no importa si perdemos, si fracasamos, siempre ganaremos un aprendizaje.
Si queremos dedicarnos a pintar cuadros, pintemos, vámonos para un curso de pintura, relacionémonos con pintores, visitemos museos y exposiciones, hagamos todo lo posible para disfrutar de nuestra habilidad y pensemos en que somos buenos, qué nos apasiona y a correr por ese sueño.
Superemos nuestros miedos, es paradójico y real, la mayor parte de las cosas que nos dan miedo nunca han sucedido, ni sucederán, y si ocurren ya les haremos frente con todo nuestro coraje, disfrutemos del aquí y del ahora, de lo que estamos sintiendo en este preciso instante y de todo lo bueno que hay a nuestro alrededor.
Cada día levantémonos con una sonrisa, dibujemos con nuestra boca una bonita curva que muestre nuestra alegría, que muestre que no tenemos miedo, que hemos aprendido a controlar ese miedo y a ponerlo a nuestro favor, demostrémosle a la vida que realmente queremos vivirla y vivirla bien.
“Lo realmente importante es luchar por vivir la vida, para sufrirla y para gozarla, la vida es maravillosa si no se le tiene miedo”, recordemos que si se desea que una planta crezca, debemos regarla; y si se desea mostrar que se quiere a una persona, debemos decírselo y demostrárselo, y tal y como pasa con cualquier relación personal, que a través del diálogo y del trato frecuente se puede conocer y amar a alguien; de la misma forma la oración es un medio de comunión con Dios y por el cual se le va conociendo y descubriendo cada día, pero no solo basta con orarle a Dios, o decirle a esa persona que se le ama, se le debe demostrar con actos, con hechos.
Una plegaria es vida para nuestro espíritu y es el medio para comunicarse con el Altísimo, sin que por ello tengamos que volvernos fanáticos o flojos, de esos que creen que todo se da solo por hacer su petición divina y no más, siempre he creído que una plegaria nos permite entrar en contacto íntimo y personal con Dios, que es algo así como una herramienta, lo anterior implica ponernos manos a la obra y esforzarnos por los proyectos que tenemos, porque todo se logra gracias a nuestros esfuerzos, a nuestro tesón y nuestras ganas por salir adelante.
Tengamos presente que nadie nos puede afectar sin nuestro consentimiento, somos nosotros lo que damos validez a las opiniones de los demás.
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*Profesional en Mercadeo
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