Los líderes estudiantiles, quienes en julio iniciaron las protestas en contra de las cuotas en los empleos públicos y se convirtieron en un movimiento pidiendo la cabeza de la primera ministra Sheikh Hasina, se pronunciaron este martes diciendo que su idea es que premio Nobel de Paz Muhammad Yunus sea el principal asesor del gobierno y que el actual Parlamento se disuelva.
Un día antes la primera ministra Sheikh Hasina dimitió y huyó del país, luego de que al menos 300 personas murieran y miles resultaran heridas tras el recrudecimiento de las manifestaciones.
El jefe del Ejército bangladeshí, general Waker-Uz-Zaman, tiene previsto reunirse con los organizadores de las protestas el martes a las 12.00 hora local (06.00 GMT), según informó el ejército en un comunicado.
El presidente también dijo que se había «decidido por unanimidad» liberar inmediatamente a la presidenta del BNP y némesis de Hasina, Begum Khaleda Zia, condenada y encarcelada por un caso de corrupción en 2018, pero trasladada a un hospital un año después al deteriorarse su salud. Zia, de 78 años, es la madre de Rahman, jefe interino del BNP, y ha negado las acusaciones en su contra.
Hasina, de 76 años, gobernaba desde que en 2009 le ganó a Zia una lucha por el poder que duró décadas.
Estudiantes quieren disolver el parlamento y tener a Nobel de Paz
Nahid Islam, una de las principales organizadoras del movimiento estudiantil, afirmó en un vídeo en Facebook junto a otros tres organizadores:
Cualquier gobierno que no sea el que nosotros recomendamos no sería aceptado (…) No aceptaríamos ningún gobierno apoyado o dirigido por el Ejército (…) También hemos mantenido conversaciones con Muhammad Yunus y ha aceptado asumir esta responsabilidad por invitación nuestra
Yunus, de 84 años, y su Banco Grameen ganaron el premio Nobel de la Paz en 2006 por su labor para sacar a millones de personas de la pobreza concediendo pequeños préstamos de menos de 100 dólares en las zonas rurales de Bangladesh. Sin embargo, en junio fue acusado por un tribunal de malversación de fondos que negó.
La única declaración pública de él, que se conoce hasta el momento, es una entrevista grabada en la emisora india Times Now en la que dijo que el lunes era el «segundo día de la liberación» de Bangladesh, tras la guerra de 1971, en la que se independizó de Pakistán. Además, afirmó que los bangladeshíes estaban enfadados con su vecina India por permitir que Hasina aterrizara allí tras huir de Dhaka.
Además, los manifestantes estudiantiles de Bangladesh quieren la disolución del Parlamento. Así lo exigieron el martes en un vídeo publicado en Facebook. Dijeron que debía disolverse antes de las 15.00 horas (09.00 GMT) del martes y pidieron a los «estudiantes revolucionarios que estuvieran preparados» si esto no ocurría.
¿Qué pasa con Harisa?
Se sabe que Hasina aterrizó el lunes en un aeródromo militar de Hindon, cerca de Delhi, tras abandonar Dhaka, por declaraciones de dos funcionarios del gobierno indio a Reuters, quienes añadieron que el asesor de Seguridad Nacional de India, Ajit Doval, se reunió allí con ella.
El diario Indian Express informó que Hasina había sido trasladada a un «piso franco» tras su llegada a Hindon y que era probable que viajara al Reino Unido, pero los llamamientos del gobierno británico a una investigación dirigida por la ONU sobre «niveles de violencia sin precedentes» lo pusieron en duda.
El ministro de Asuntos Exteriores indio, Subrahmanyam Jaishankar, tuvo una reunión a puerta cerrada con todos los partidos en el Parlamento sobre la crisis en Bangladesh, de la cual no hay más información disponible.
En Bangladesh multitudes jubilosas ondeaban banderas el lunes 5 de agosto, algunas bailando encima de un tanque antes de irrumpir en el opulento recinto de la residencia de Hasina tras su huida. Saquearon la vivienda, se llevaron muebles, televisores y hasta jarrones.
Otros irrumpieron más tarde en el Parlamento y también asaltaron las casas de los aliados de su partido, la Liga Awami, así como comisarías de policía, dijeron testigos.
Algunos incendiaron canales de televisión, que habían respaldado el gobierno de Hasina, rompieron estatuas de su padre, el jeque Mujibur Rahman, héroe de la independencia del país, y prendieron fuego a un museo dedicado a él.
«Queremos un Bangladesh libre de corrupción, donde todo el mundo tenga derecho a expresar su opinión», declaró Monirul Islam, un hombre de 27 años que se encontraba entre los cientos de miles de personas que celebraban en las calles de la capital, Dhaka.
Tarique Rahman, jefe en funciones en el exilio del opositor Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), en un post en X, declaró:
Hago un llamamiento al pueblo de Bangladesh para que dé muestras de moderación y calma en medio de este momento de transición en nuestro camino democrático (…) Sería contrario al espíritu de la revolución que la gente decidiera tomarse la justicia por su mano sin el debido proceso
Michael Kugelman, director del Instituto de Asia Meridional del Wilson Center, con sede en Washington, advirtió de que la marcha de Hasina «dejaría un vacío importante» y que el país se encontraba en «territorio desconocido».
El jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, pidió una transición «ordenada y pacífica» hacia un gobierno elegido. Por su parte, Gran Bretaña y Estados Unidos instaron a la «calma».