Por: Ismael Ibáñez/ Desde que tengo uso de razón y conozco de la política he oído a diversos políticos hablar que, sobre el cambio, he leído lemas de campaña como los siguientes: “unidos por el cambio”, “es tiempo de cambiar”, “el cambio es ahora” y el más reciente, el del Presidente Gustavo Petro Urrego: “el cambio por la vida”.
Todos los políticos en los últimos 20 años nos han prometido el cambio, pero no siempre los cambios son buenos, algunos nos llevan al retroceso. El gran error de los mandatarios es gobernar con el retrovisor, tratar de manejar una línea narrativa de su discurso enfocado en hablar mal del otro, y en especial buscar culpables a su baja capacidad de ejecución presupuestal reflejada en el cumplimiento de metas en su plan de desarrollo.
El cambio requiere más allá de un discurso elocuente, y de escribir largos caracteres en la cuenta X, resultados eficientes que traigan transformación social, un verdadero cambio debe pasar de una campaña llena de esperanzas que mueve las emociones a los electores, ha conquistar la buena imagen y opinión en la percepción de la ciudadanía en las calles cuando refieren a un mandatario; es muy común que los nuevos gobiernos inicien con una excelente imagen de favorabilidad de su gestión en la gobernabilidad, pero también es muy común que al finalizar el cuatrienio los alcaldes, gobernadores y hasta el presidente de la republica se convierten en los “gerentes de campaña” de los nuevos candidatos a reemplazarlos en sus cargos por la sencilla razón que su cambio fue un retroceso, su manera de comunicar no fue la correcta, y por consiguiente, la famosa frase en el argot político toma fuerza “alcalde no pone alcalde”, “gobernador no pone gobernador”, en el sentido que su casa política no logra dejar un reemplazo de su misma corriente política, no con esto quiero decir que un mandatario que haga bien su cosas en su ejecución tenga que dejar su sucesor.
Sin embargo, este es un ejemplo de como un mandatario que al finalizar su periodo tiene un desgaste en su imagen porque prometió un cambio que no llenó las expectativas de sus electores o ciudadanos.
Entonces, ¿por qué el cambio ha cambiado?, en primera medida, el gran error de los mandatarios es prometer en campaña lo que la gente quiere escuchar y sus promesas no son coherentes con la disponibilidad presupuestal de las entidades que disputan por gobernar, por consiguiente, los planes de gobiernos sufren sustanciales cambios en sus planes de desarrollo el cual debe ajustarse de acuerdo con el presupuesto del municipio, departamento o de la nación. Entonces, ¿qué hacer?
Necesitamos mandatarios conocedores de la administración pública, que sepan de planeación financiera y les pongan números a sus promesas y no engañen al pueblo con promesas que no son viables financieramente. Por otra parte, el gran error es reversar lo que esta avanzado, es decir, el gobernante nuevo pone freno a los programas, proyectos y obras que el gobierno anterior traía, todo por querer gobernar con retrovisor, y lo único que consigue es poner stop al desarrollo local de la región, el cambio ha cambiado, por eso si queremos un cambio necesitamos con urgencia que los nuevos mandatarios comprendan que fueron elegidos para ser administradores de lo público, y esto significa que son los encargados de planear, dirigir, control y organizar, dicho en otras palabras para ser ejecutores eficientes que generen desarrollo; la invitación a los gobernantes es a entender que por el hecho que den vida a los proyectos que no se lograron culminar en un gobierno anterior no significa que no sean el cambio, significa que van a construir sobre lo construido y el gran ganador son los ciudadanos, si es por cortar la cinta, el gobernante que culmina las obras o le da luz verde a los proyectos es quien será recordado por ser un ejecutor.
El cambio se logra con hechos, cuando las obras, la ejecución presupuestal de lo público se ve reflejado en mejoramiento de la movilidad, los indicadores económicos son positivos, los índices de seguridad mejoran y la ciudad se percibe como una ciudad sostenible, inteligente y sobre todo con una prospectiva de desarrollo.
El cambio ha cambiado, es necesario pasar del discurso al hecho, de la promesa a la acción, dejar de ver por el retrovisor y dedicarse a gobernar.
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*Administrador de Empresas, Especialista en Gerencia Empresarial, Magister en Dirección y Administración de Empresas, Doctor (c) en Administración y Dirección de Empresas, Gerente General El Porvenir IG SAS.