Por: Javier Quintero Rodríguez/ Buenas noticias para los municipios, no tanto para el turismo de Santander. Doce “megaproyectos” de turismo anuncia la nueva gobernación a lo largo y ancho del departamento. Barrancabermeja, San Vicente de Chucurí, Cimitarra, San Gil, Socorro, Oiba, Barbosa, Guadalupe, Florian y el Área Metropolitana serían los beneficiados.
Un nuevo capítulo en la apuesta por el potencial turístico de la región que lleva varias administraciones, con algunos resultados positivos y otros no tanto. Un gran reparo al que le sigue una sugerencia: al ambicioso plan le falta estrategia para que esta inversión sin precedentes no se quede corta en su retorno.
Si el gran objetivo es convertir a la región en un verdadero polo turístico, que aún no lo es, vale la pena repensar si el camino es con más parques, piscinas y cristos. Convengamos que el volumen de turismo es directamente proporcional a la cantidad y calidad de lugares que se pueden visitar en el menor tiempo posible.
Sin duda, Santander cuenta con grandes atractivos naturales y pueblos únicos, pero todos a demasiadas horas entre sí y desde la capital departamental, a pesar de que las distancias son relativamente cortas. Conectar por carretera los lugares planteados en los doce proyectos requiere de diecisiete horas de camino, un imposible si queremos ser una opción para fines de semana y no solo para las temporadas altas.
Ahora bien, es preciso reconocer que no todo municipio tiene vocación turística. Los esfuerzos en turismo deben hacerse donde esté el verdadero potencial, por ejemplo, donde haya paisajes naturales sobresalientes o patrimonios históricos. De lo contrario, serán inversiones aisladas que poco o nada atraerán un turismo cada vez mas exigente. Debemos pensar en circuitos verdaderamente turísticos y que se puedan hacer en un fin de semana.
Uno de ellos, con un gran potencial, es el de Bucaramanga – Girón – Zapatoca – Barichara – San Gil – Bucaramanga. Actualmente, esta ruta de 7 horas y media, que pocos conocen porque no solo tiene varios kilómetros sin pavimento y en un estado que impide el paso de automóviles, sino que su promedio de velocidad es de 34 km/h con algunos tramos del orden de 20 km/h.
Para poner un comparativo justo, el trayecto entre Manizales y Pereira, una vía en medio de montañas con alto tráfico de automóviles, buses y camiones pero en buen estado, tiene un promedio de velocidad de 45 km/h, parecido al de Bucaramanga – San Gil. Pavimentar 54 kilómetros entre Zapatoca y Barichara, más los que hacen falta entre Girón y Zapatoca, permitiría hacer todo el circuito en 5 horas y media en cualquier vehículo, ahorrando 2 horas de camino y la obligatoriedad de un 4×4.
Esto abriría las puertas a que libros, revistas, portales y blogs de turismo comiencen a hablar de “un fin de semana de ensueño en Santander, Colombia”, visitando 3 pueblos coloniales: Girón, Zapatoca y Barichara, más otros de interés como Galán, San Gil, y otros pueblos aledaños, el Cañón del Chicamocha y su parque, para terminar en Bucaramanga.
Si estimamos que son 70 kilómetros los que haría falta por pavimentar, a 1.000 millones por kilómetro, estamos hablando de lo que costó hacer el Santísimo. El actual gobernador superaría con creces a sus antecesores y pasaría a la historia como aquel que, basado en una estrategia inteligente, dio el gran paso para desarrollar a su departamento como un destino turístico competitivo a nivel mundial. Tenemos la historia, los paisajes, el clima, la gente, la comida y hasta los hoteles, pero nos falta lo más elemental: las vías.
Twitter: @javierquinteror