Por: Juana Yolanda Bazán Achury/ Dándole continuidad al escrito de hace 15 días, haré referencia a los cinco capítulos restantes del libro de Jhon Powell S.J., cuyo título es “La felicidad es una tarea interior”.
Debemos aprender a ser buscadores del bien
podemos encontrar cualquier cosa que estemos buscando. Siempre llenos de sueños y expectativas, algunos reciben desilusiones y en ciertos casos después de pasar por todas las pruebas, reconocen o admiten que están es un callejón sin salida; por el contrario, hay otros guiados por un compás diferente, para esas personas el paisaje es hermoso, las personas con que tratan son gentiles, están rodeados de bienestar y la mayoría de las cosas les salen bien.
Refiere como, hace algunos años los investigados decidieron estudiar a un grupo de personas desde el punto de vista científico, se trataba de personas exitosas y felices, el objeto del estudio era encontrar el denominados común de la felicidad humana al final estaba directamente relacionado con “ser buscadores del bien”.
Entendiendo que se trata de aquel que busca y encuentra lo que hay de bueno en todas las personas y en las situaciones de la vida.
Si solamente vemos el lado oscuro de las situaciones hay mucho de ello en el mundo, pero si vemos el lado bueno, positivo, bello de las cosas, la búsqueda será recompensada con el éxito. Depende lo que estemos buscando.
Antes de encontrar lo bueno y bello en otras personas y en las cosas es importante encontrar lo bello que hay en cada uno de nosotros, no se trata de arrogancia o vanidad, es un acto de gratitud, buscar lo bueno en cada uno es lo razonable si deseo ser feliz, muchas veces nos cuestionamos por nuestras carencias y debilidades y nos castigamos, pero rara vez nos alabamos por lo bueno que hay en nosotros.
Las oportunidades mejores de la vida están disfrazadas de problemas, el que no ha tenido problemas no ha aprendido nada, el errar es humano por eso se vive de los errores aprendiendo cada día.
Si alguien no ha cometido errores lo ha tenido todo y siempre ha estado arriba, no ha aprendido nada y no sabe vivir.
Debemos buscar el crecimiento, no la perfección
Algunos somos perfeccionistas, los psicólogos consideran un trastorno, quizá la mayoría en algún momento o etapa de nuestra vida, asumimos la necesidad de acercarnos al perfeccionismo olvidándonos de que nada es perfecto, lo óptimo siempre tiene defectos.
En muchos casos somos programados para pensar de esta forma, puede provenir de padres exigentes, profesores de los primeros años de estudio, o tal vez terceros que tuvieron una gran influencia en nuestra formación, algunos pudimos ser objeto de burlas, después de ello asumimos la actitud de ser perfeccionistas y no reconocer los errores.
El perfeccionismo no es el camino correcto, es autodestructivo. Es humanamente insaludable, la diferencia entre la persona perfeccionista y la que no lo es, es que la segunda es sana y tiene el control de su vida, es libre y elige con libertad, el perfeccionista tiene que triunfar a como dé lugar, ser perfecto, es ser esclavo, es una prisión para el espíritu libre, llega a ser el idiota útil.
El crecimiento personal y espiritual hace de la vida un proceso, durante el cual las habilidades se desarrollan en forma gradual, la oportunidad de elegir crecer es disponerse a disfrutar más que, a ser perfecto, así lo que se proponga se hará mucho mejor.
Debemos aprender a comunicarnos eficazmente
Comunicación es una buena palabra. La comunicación ha sido llamada la línea de la vida y del amor, se comunica el agua cuando baja de las montañas a los ríos y va al mar, las piedras se comunican con las rocas impávidas, su comunicación es natural, las plantas se comunican, lo hacen las aves y todos los seres vivos, es el arte de vivir, porque los seres humanos no podemos comunicarnos, si el diccionario tiene trecientas treinta y tres mil palabras, y nosotros como seres parlantes utilizamos muy pocas y son repetitivas, quienes dialogamos nos comunicamos.
El primer obstáculo para la comunicación está dentro de nosotros mismos, los secretos se convierten en veneno que enferma el alma. Tarde o temprano nos destruirán, resguardamos secretos fatales porque no queremos correr el riesgo del rechazó, el ridículo o la condenación.
Un buen lugar para comenzar sería ponerse en contacto con los temores que acosan y aprisionan.
Si realmente nos comprometemos con la comunicación, la intimidad es inevitable pero la mayoría ocultamos nuestro verdadero yo, tenemos temor a la intimidad y por este camino el mundo teme a la verdadera comunicación, los temores son tan únicos como las huellas dactilares, absolutamente personales.
Otros temen al rechazo. Tienen la creencia que presentarse tal como son conllevaría a ello. Hay dos condiciones para la comunicación amorosa; considerarnos como dadivas y a su vez considerar a los demás en el mismo sentido, es un acto de amable hospitalidad concederle a otro nuestra confianza y recibirla de otros es igualmente grato, pero eso solo sucederá si la comunicación se considera como un acto amoroso.
Las palabras deben tener un uso adecuado porque ellas son signos y pueden tener significados diferentes para cada persona por ejemplo a alguien puede gustarle que le llamen “cariño o amor” y a otra puede disgustarle. Las palabras significan cosas diferentes.
Otro obstáculo en la comunicación es la imaginación. Si algo no se dice de manera explícita, la imaginación tiende a llenar todos los detalles que faltan. Cuando la imaginación suple la comunicación, el malentendido es inevitable.
Si queremos encontrar la felicidad tenemos que sanar las heridas del alma, superar todo lo negativo y perdonar de corazón, de lo contrario las heridas internas seguirán sangrando y al momento que afloren se acabará todo lo construido.
Debemos aprender a disfrutar las cosas buenas de la vida
El goce de las cosas buenas de la vida también es una tarea interior, así como la felicidad, es más un estado de la mente que un conjunto de circunstancias, es más una elección que una oportunidad, recordar que uno de los libros sagrados el Talmud (sabiduría rabínica) dice Todos seremos llamados a rendir cuentas por todos los legítimos placeres que se han dejado de disfrutar. Eso hace parte de la construcción de nuestro proceso para ser felices.
La oración debe ser parte de nuestra vida diaria
Como se anotó, sin comunicación activa no puede haber relación con Dios, esta comunicación se armoniza a través de la plegaria.
La comunicación es fácil, las cosas fáciles están hechas, lo difícil lo hacemos, lo imposible lo tratamos, los milagros de demoran; la mayoría de nosotros se coloca la máscara, se viste con los disfraces que elige y comienza a recitar los parlamentos bien ensayados. El problema es que eso no somos nosotros.
Existen muchas formas de oración y muchas formas de comunicarnos, pero en esencia siempre hay un dialogo en la oración, debemos cultivar el sincero deseo de orar, de tener una comunicación permanente con Dios. Nadie puede decir con seguridad de donde viene la idea de Dios, pero está allí y provoca claras reacciones emocionales en nosotros.
Profundicemos nuestra vida de la mano de Dios y el camino será más fácil.
Para acercarse a Dios solo se necesita presentarle nuestras inquietudes y confiar en la solución, pero con el corazón limpio y honesto de lo contrario no te escuchará, es fácil decirle señor soy tu hijo o tu hija mírame soy tu semejanza.
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*Exrepresentante a la Cámara por Santander.