Por: César Osorio Mancilla/ Tomando un buen café virtual con mi amigo el abogado Reynaldo Ríos Pérez exvice Auditor General de La República, hablábamos acerca de una de esas cadenas de WhatsApp que llegan a diario y la conversación giro en torno a como el ser humano por naturaleza se la pasa todo el tiempo analizando las ofensas que alguien les hizo, a tal extremo que no tan solo pierden momentos de vida, si no que su energía vital también.
Es sorprendente conocer que podemos cambiar nuestras vidas con solo entender que nadie nos ha ofendido, alguien diría “son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas que supuestamente te hieren”
Las expectativas las creas tú, con tus pensamientos… ¡No son reales! ¡Son imaginarias!
Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que debía ser ideal contigo. ¡Tus ideas son las que te lastiman!
Lo mismo sucede con tu pareja cuando esperas cierto tipo de comportamientos y no sucede ¡No te ha hecho nada!
La ofensa radica en la diferencia entre las atenciones que esperabas que él o ella tuviera contigo y las que realmente tuvo. ¡Nuevamente, eso está en tu imaginación!
¿Enojado con Dios?
Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios Jamás ofende ni daña a nadie.
Cuando Conozcas mejor la fuente de las “ofensas” el hábito de sentirte lastimado por lo que te hacen otros desaparecerá, (recuerda que nadie te hace nada, es la expectativa que tenías de ellos)
Cuando nacemos, somos auténticos, y la etapa de la niñez está libre de este hábito de estar herido, a medida que crecemos cambiamos, y adquirimos conceptos artificiales que provienen de la familia, la sociedad y el sistema corrupto donde vivimos. Estos crean un falso patrón que mide a todos y a todo de cómo debemos vivir, verlos, aceptarlos y por su puesto la falsa creencia de esperar lo que no debemos de las personas.
Traslada estos conceptos a la política, a la empresa, a la fe, entre otros aspectos. Y tal vez entiendas porque te enojaste con un amigo, un jefe o tal vez puedas encontrar el verdadero motivo de tu separación.
Una de las mayores fuentes de ofensas es la de tratar de imponer el punto de vista a una persona y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble.
Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías.
Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso.
Cada uno debe aprender de sus errores, es bueno enseñar y ayudar, pero recuerda que no todos te piden tu ayuda así que, ¡Déjalos ser! ¡nadie te pertenece.! y ¡nadie es perfecto!; Recuerda que el éxito en la relación y en la vida radica en hacer algo con lo que tenemos y no querer hacer algo con lo que no tenemos o no es.
Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios, las que te hieren. Al fin y al cabo, no puedes controlar lo que hacen los demás mucho menos el actuar del Creador del Universo.
En conclusión, el cambio real de nuestra vida y sociedad empieza en nuestros hogares enseñando a nuestros hijos el real sentido de la existencia de la subsistencia y la paz espiritual.
*Teólogo.
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