En la entrega anterior les compartí sobre tres cafés de origen Santander que a mi juicio merecen ser disfrutados por todos aquellos que somos sino adictos, por lo menos amantes de esta bebida que es un himno a los sentidos que se tocan desde lo profundo del alma, quizá por eso le llaman bebida espirituosa.
Para continuar con este propósito de que aprendamos a reconocer un buen café, a descubrir sus calidades, su mágico encanto, hoy les compartiré sobre dos cafés que con certeza no me equivoco en recomendar.
El primero de ellos lleva por nombre Café Los Azahares, un nombre que de por si habla mucho de lo primero que se nota al abrir el empaque y es ese aroma de embrujo que tanto nos seduce y que para mí concepto, es el principio de caracterización de un buen café. Si usted abre el empaque y el primero aroma que le llega a granos tostados, usted no está tomando un buen café, si por el contrario como sucede con este café, el aroma es una notoria identidad a cañadulzales o como sucede con su segunda versión, a estar en medio de un cultivo de piña, ese café nos está sugiriendo calidad.
Este proyecto de café de origen Santander es cultivado sobre las estribaciones de la mismísima cordillera de los Cobardes, que hace parte de la Serranía de los Yariguies, en el municipio del Hato, donde por demás, el encuentro con la naturaleza que determinan decenas de cascadas y riachuelos que se descuelgan de la montaña para alimentar el paso del rio Suárez, dan fe propia de la fertilidad de una tierra de prosperidad.
Para que tenga la oportunidad de disfrutar de este buen café, que además se consigue a un precio muy accesible, comuníquese con don Ismael Jiménez al celular 313 3226371.
Servido en La Mesa de los Santos
En definitiva, un referente de reconocimiento internacional a lo que representa el café de origen Santander, es sin duda alguna, la marca Mesa de los Santos, que, en cualquiera de las variedades, lleva todos los sellos que definen en los mercados especializados, las condiciones que le suman valor agregado y obvio precio / calidad. De hecho, el Café Mesa de los Santos hoy sigue enarbolando la bandera como el tercer café mejor pagado del mundo.
Pero alcanzar esta condición no es gratuita y lleva tras de sí un altísimo proceso que va más allá de tener un cultivo muy bien vigilado, controlado y asegurado en cada una de sus fases de cultivo, cosecha y post cosecha, pues el suman factores inherentes a un territorio bendecido por los propios Santos, que hace que la Hacienda El Roble, goce hoy de un particular micro clima, que asegura unos niveles de humedad permanente, que hacen de este pequeño territorio en medio de la Mesa de Jéridas, una verdadera joya de la corona para la agricultura.
La historia de la categoría alcanzada por este cultivo, se remonta a un cuidadoso proceso de búsqueda de un café que diera los mejores resultados, para tan privilegiado escenario agrícola, por lo que con la asesoría de Cenicafé (Centro de Investigación del Café), se adquirieron 72 semillas de alta calidad que empezaron a sembrarse en respectivos lotes, para que al final del proceso, pudieran escogerse las seis o siete variedades que mejor respuesta dieran.
Y acá sucede lo que podría catalogarse como un hecho perteneciente al recinto sagrado de los milagros. De las setenta y dos semillas puestas en germinaderos, dos de ellas perdieron sus etiquetas, lo que hizo que, al momento de iniciar los procesos de cosecha, la solución viable fue colocarles un nombre genérico HR62 Y HR 63 (Hacienda el Roble 62 y 63) y hasta aquí la historia seguiría sin novedades.
Lo impensable sucedería cuando siguiendo los más altos cánones del riguroso proceso emprendido para seleccionar las mejores plantas a sembrar en la hacienda, el propietario le dio paso a la siguiente estrategia, organizar un llamado “Coffe Extravaganza”, que consiste que invitar a un grupo de expertos catadores de distintos países, a quienes sin darle el nombre de la taza a valorar, se les puso a calificar el resultado de las 72 plantas puestas a prueba, de donde deberían salir las seis que darían inicio al cultivo mejor adaptado al territorio. Para sorpresa del empresario, las dos huérfanas estaban haciendo parte del grupo elite ganador.
Acá hago un paréntesis para hacer referencia a las calificaciones que se dan a un café en un evento de cata. Una valoración entre 80 y 85 puntos es considerada propias de un café de alta calidad, entre 86 y 89 puntos es un café premium y por encima de esa valoración, pasa a ser de concurso internacional.
De hecho, las dos variedades de esta historia obtuvieron 90 y 92 puntos respectivamente, lo que junto con las variedades Geisha, Wush whus y Moka, junto con las citadas HR62 y HR63, pasaron a ser parte de las variedades cumbre de la marca Café de los Santos.
Pero las sorpresas no terminarían ahí, el gran acontecimiento sucedería cuando con estos puntajes, se llevaron a la gran subasta mundial del café, donde los clasificados iniciaban la puja con un valor de 30 dólares la libra, qué al terminar la subasta, el HR 62 se vendió en 134 dólares, confirmándolo como el tercer café más costoso del mundo.
Y si hasta aquí había razones de peso para que nuestro café insigne de origen Santander tuviera todas las consideraciones de calidad, nuevas metas se alcanzarían cuando empezaron a verse en los paquetes unos sellos diferenciales, claves en el mercado mundial del café.
Así en 1998 se recibe el sello USDA que se les otorga a los cafés certificados como totalmente orgánicos. Un par de años después, se recibirían el Sello de Café Amigo de las Aves, otorgado por el Centro Smithsonian para la Protección de las Aves y el sello Rainforest Alliance, como café amigo del medio ambiente.
Leía está introducción porque es apenas un acercamiento de referencia a nuestro café insigne, un simple recordatorio visual cada vez que usted vea exhibido el empaque dorado con la imagen de la casa de la Hacienda El Roble y que lleva estampado el nombre Café Mesa de los Santos, debe saberse un privilegiado de consumir uno de los mejores cafés del mundo.
De la verada El Hoyo en Mogotes un café ganador
Cada año, liderado por la Federación Nacional de Cafeteros, en las regiones de producción de café de origen para Colombia, se realiza un evento cumbre donde se invita a los cultivadores del grano a presentar a concurso sus productos, siendo estos valorados por un exigente grupo de catadores internacionales que cumplen con la tarea de calificar los cafés, una puerta a proyectar negocios de venta a nivel nacional e internacional, de acuerdo con los puntajes brindados.
Esta es la historia de nuestro tercer recomendado, el Café Cardenal, cultivado en la Vereda El Hoyo por su cercanía al afamado Hoyo de los Pájaros en el municipio de Mogotes, cultivado en la Finca El Portachuelo de propiedad de Humberto García Franco.
En la versión 2023 de esta feria, invitado por la Cámara de Comercio de este municipio, don Humberto llevó su producto, un café de variedad castillo, cultivado bajo la sombra de gigantes ácanos y sombreados guamales, procesado mediante la técnica honey de la que hemos hecho referencia en una nota anterior y en especial, con un ingrediente que muchas veces pasa desapercibido: cuidado, esmero y mucha compenetración con el cuidado del cultivo.
Pues bien, en el marco de este evento y tras la valoración de los jueces, la sorpresa para Don Humberto no sería menor, cuando el veredicto del jurado le otorgó el premio como la segunda mejor taza de café de Santander, con un puntaje de 86 puntos, es decir, un café de categoría Premium.
A este importante logro, se le sumaría su siguiente participación en el Concurso Nacional de Cafeteros Colombia Tierra de Diversidad, donde nuevamente obtiene similar calificación a un café que, a juicio de los jurados, brinda unas calidades óptimas que traduce en que, a partir de la fecha, el café producido en su finca, manteniendo las mismas condiciones de calidad en el producto, será objeto de un sobre precio especial sobre el valor de la cotización oficial.
Sobre este café y a modo de anécdota y crédito, debo decir que puedo llamarme su padrino de bautizo, puesto que en un primer momento carecía de nombre, empaque y otras condiciones propias y necesarias para un debido marketing. Su nombre, Café Cardenal nació simplemente tras un recorrido corto por el cultivo y apreciar en su entorno la presencia múltiple de un pajarito que es llamado comunmento Toche Pico de Plata o también Cardenal, en referencia a que el color de su plumaje es similar con el traje eclesiástico de estos jerarcas de la iglesia católica.
Y en nota aparte, para los interesados en buscar los atributos que un catador descubre con su olfato o al primer sorbo, dejo los atributos de la calificación, donde expresa: «en fragancia y aroma se perciben notas a uva, mora y miel. En su sabor se pueden percibir notas a frutos rojos, granadilla, manzana, mora y una nota vinosa de alto agrado».
Si usted quiere probar este café, no dude en comunicarse con Don Humberto al celular 318 3552173.
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*Comunicador Social y fotógrafo.