Por: Milton Villamizar Afanador/ La educación no es solo el conocimiento que adquirimos desde que nacemos, también las experiencias de vida, con el aprendizaje en casa, por el valor moral y enseñanzas en el trabajo que vemos en nuestros hogares.
En mi caso, recordando a mi padre como tomaba su caja de herramientas y salía hacer sus trabajos de plomería donde sus amigos, conocidos y extraños para ganar el pan de cada día y sacar su familia adelante, 7 hijos entre hombres y mujeres; mientras mi madre también trabajaba en el hogar como costurera, haciendo los oficios de casa y cuidando a su descendencia.
Estos son los primeros trazos de la educación en los valores y en el trabajo que se dan en la mayoría de los casos a los niños y niñas desde casa; donde se corrige a los hijos por las peleas entre hermanos, donde se construye con amor y con consejos, donde se enseña el valor del esfuerzo y del trabajo para ir escalando en los valores sociales y morales dentro de una nación.
Estos valores no solo se inspiran en la religión, sea cual fuere la que se profese, son valores que nacen del amor de los padres hacia su estirpe.
Pues bien, partiendo de esa realidad de la mayoría de las familias colombianas que tiene hijos hay 2 cosas para resaltar:
- La educación en los valores frente al semejante
- La educación en el trabajo para lograr unas metas como seres humanos que viven en sociedad y que necesitan unos mínimos para suplir sus necesidades y ser felices.
Frente a la primera, debe pedirse a los gobiernos departamental y municipales de Santander, para hablar solo de nuestra región, que es necesario echar una revisada con realidad a lo que viene sucediendo desde siempre, pero que hoy se matiza más en la relación entre compañeros de aula o entre conocidos del colegio.
Causa gran preocupación que en medios locales y nacionales, vemos noticias donde niños y niñas a la salida del colegio, se encaran por problemas de intolerancia y la forma de solucionarlos es a los golpes, que, en medio de la adrenalina de estas reyertas, puede cualquiera de ellos terminar con lesiones considerables o hasta en homicidios, claro algunos dirán, ¿y los valores de la casa?
Pero también las instituciones educativas tienen el deber de formar no solo en la academia, sino en los valores frente a la tolerancia, la flexibilidad, la paciencia, la compasión con el semejante, por eso es necesario que haya un fuerte equipo de psicopedagogos, psicólogos en las instituciones educativas, que realicen tareas de prevención, seguimiento y orienten a nuestros hijos en la resolución de conflictos que surgen en el desarrollo de la convivencia escolar y porque no familiar, un llamado a prevenir desde tempranas horas, que no sigan ocurriendo esas noticias tan tristes de ver a nuestros niños agarrarse a golpes a la salida de colegios y escuelas, para no tener que lamentar una lesión grave o hasta una muerte, hecho desgarrador para cualquier padre.
Ahora, la segunda se trata es de la educación para el trabajo, hoy la realidad muestra que mucho joven que termina sus estudios de secundaria- media, no puede ingresar a la educación superior por problemas económicos de sus familias, pero tampoco consiguen un empleo formal que les permita obtener unos ingresos propios dignos y legales para su subsistencia y proyecto de vida.
Muchos profesionales hemos caminado el mismo sendero atrás anotado.
Entonces, considero que, iniciando estos nuevos gobiernos, se debe hacer un llamado, para que se haga un estudio serio, investigativo, científico si se quiere y que busquemos como se logra una modificación al sistema educativo, que permita desde las instituciones reorientar la educación para el trabajo.
Instituciones que ya tiene esta organización, podrían beneficiarse de un aporte de recursos de los presupuestos públicos para que las mantengan y potencien, y quienes no las tengan, las pueden adoptar a través de los PEI o si es necesario un acuerdo u ordenanza bienvenidas.
Es necesario unir esfuerzo con gremios como Fenalco, Cámara de Comercio, etc., grandes empresas (de la construcción, de la salud, del turismo, del dulce, de la alimentación etc.), la academia y el Estado, en el objetivo de que juntos realicen un análisis de las potencialidades de Santander en el desarrollo productivo, y que nuestro muchachos desde el colegio iniciando la básica secundaria, empiezan a formarse para lograr esas oportunidades de trabajo y de dignificación de las personas; realmente son los empresarios los que saben que mano de obra necesitan para crecer en productividad en el departamento y obviamente generar empleo.
Lo mismo, hay que convertir a nuestros jóvenes con mentalidad de emprendedores desde el colegio, que puedan lograr sus ideales de ser productores de bienes y servicios, generadores de empleo, desde el aula de clases, con laboratorios, talleres, prácticas en sus ideas de negocios.
Esto demanda decisión de nuestros gobernantes y presupuesto, pero es parte de la obra de gobierno que busca un desarrollo social y económico para su pueblo.
Es un gran reto, pero es necesario dar ese paso, gobernar significa trabajar por el bienestar de todos, sin exclusiones de estratos, raza o condición, es generar las posibilidades de una mejor calidad de vida a nuestros semejantes y que mejor que desde el aula de clases que es donde van nuestros hijos en la búsqueda de un mejor futuro personal y social de los que llamamos “el futuro de Colombia”.
No podemos dejar solo en la letra el art 27, 67 y 69 de nuestra norma de normas.
P.S. “Preámbulo Constitucional (…) Invocando la protección de Dios, con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo (…)”
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*Abogado, especialista en Derecho Administrativo, Derecho Contencioso; Contratación Estatal; Derecho Penal; Gerencia en Salud y Maestría en Derecho Administrativo.