Por: Ruth Stella Catalina Muñoz Serrano/ Nuestra voz para participar esta siendo ocupada por las voces de otros que hacen activismo social y político, que se definan con una propia postura, pero que no es la visión del ciudadano de a pies, es decir, la primera deuda que tenemos es con la indiferencia ciudadana, este año se acercan procesos importantes para la ciudad y para el país, pero muchos nos encontramos totalmente indiferentes con conocer el estado de la deuda moral y social que como ciudadanos tenemos, para tomar una postura, como ya lo había expresado en otra columna, es decir, esa desconexión por los social.
Ahora bien, en términos de pendientes, tenemos la falta de coherencia entre lo que hacemos y lo que decimos, la normalización de la corrupción, el respeto por las filas públicas, pero si es para nosotros no hay inconveniente.
También, a la luz del cuidado que tenemos por la infraestructura pública, no defendemos el patrimonio, nos damos cuenta de que unos pagan cárcel por ya haber pagado su pena social y finalmente, por eso, muchos procesos sociales como la resocialización no llegan a su fin, porque como sociedad no reconocemos nuestro valor dentro del cambio, tampoco lo enseñamos así, las generaciones jóvenes no sabemos hacer política, sino activismo.
Nuestra burbuja, aun sigue siendo “no hay oportunidades” y llevado a la realidad, es totalmente falso, política de gratuidad, primer empleo, entre otros, pero resulta que las generaciones mas adultas no quieren salir de su estado de letargo social y romper su burbuja para instruir a los jóvenes, no porque la educación sea lo mas importante, sino porque, por eso nos fascinan los sistemas nuevos y no hay piso alguno para mantenernos social, personal y económicamente.
Para saldar nuestra deuda, no infiere que debamos todos ser políticos, sino que entendamos nuestro rol, comprometiéndonos desde lo sencillo, que es finalmente votar con consciencia, documentarnos de los nuevos procesos, cuidar lo que nos rodea y quienes nos rodean, construir comunidad, fortaleciendo la esperanza, porque parece que ya no eso nos queda.
Nuestra deuda, no es incierta, nuestro país tampoco, pero si es una tarea inconclusa que muchos estamos evadiendo enfrentar, finalmente la patria no es una bandera, puede ser la gente que hemos dejado de mirar, porque “ya no tiene solución”, nos debemos primordialmente menos discursos bonitos y más acciones coherentes.
«El cambio no vendrá si esperamos a otra persona u otro momento. Somos nosotros los que estábamos esperando»: Barack Obama.
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*Docente, Psicóloga (UNAD), Especialista en Gerencia de Proyectos (Uniminuto), Magister en Psicología comunitaria (UNAD).
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