Por: Carolina Rojas Pabón/ el Archipiélago de San Andrés y Providencia es tendencia en redes sociales y no por su hermoso mar de los siete colores, si no por los daños causados por el paso del huracán iota.
Son estremecedoras las imágenes de destrucción, desolación y el clamor de sus habitantes por atención en sus necesidades básicas.
Por fortuna, el Presidente Iván Duque ha reaccionado de manera inmediata, realizando el despliegue de la oferta institucional del Gobierno Nacional para poner en marcha la reconstrucción y atención del archipiélago.
Por primera vez, Colombia entera observa detenidamente y se solidariza con este pequeño paraíso, donde por años lo más importante de la isla fue su extraordinario mar y la carta de hotelería para un merecido descanso.
Somos un país tan desigual, que detrás de las maravillas de un turismo exótico se esconden las más tristes historias de abandono, pobreza e insatisfacción de servicios públicos domiciliarios; no solo en San Andrés, en todas las ciudades costeras de Colombia.
Son positivas las acciones emprendidas en los últimos días por el Gobierno Nacional, el plan 100 días, es alentador para los colombianos y una esperanza viva para aquellos que en carne propia quedaron sin nada.
Definitivamente cada situación negativa, trae consigo beneficios al punto de hacer visible lo que por años no se ha querido ver.
Según el boletín técnico del DANE con corte a 2018, el porcentaje de personas en situación de pobreza multidimensional en el Departamento de San Andrés fue del 8.9% frente al total nacional del 19.6%.
La pobreza multidimensional, se mide por las limitaciones que tiene una persona dentro del núcleo de su hogar, tomando como base lo siguiente: educación, niñez y juventud, trabajo, salud, acceso a servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda.
En este contexto los informes técnicos arrojan que de este 8.9% de pobreza multidimensional en San Andrés las mayores privaciones por hogar están en:
La eliminación de excretas con un 71.7%, trabajo informal con un 52.8%, y sin acceso a fuente de agua mejorada con un 49.5%.
Las menores privaciones por hogar se presentaron en: material inadecuado pisos 0.2%, trabajo infantil 0.4% e inasistencia escolar 1.3%.
Las cifras anteriores, muestran desde hace años la realidad del Departamento San Andrés, sin el desastroso paso del huracán Iota.
Iota ha permitido que el Estado recorra un territorio que además de magia, tiene derechos y servicios fundamentales desatendidos, y para ser sinceros, de no ser por el encanto de sus playas, este Departamento no tiene una economía atractiva.
Pero qué economía puede levantarse por sus habitantes o ser atractiva para un inversionista, cuando aún en este siglo, cargan el agua a su espalda para el uso de sus hogares.
Es positiva la intensión del Gobierno Nacional de una intervención “integral”, la hemos oído del Presidente, la primera dama y demás miembros del Gobierno.
Además de la reconstrucción por el desastre natural, plantean una solución definitiva a mediano y largo plazo en materia de acueducto y alcantarillado para San Andrés, Providencia y Santa Catalina; así como la optimización del servicio de salud.
Y es que las políticas sociales del Departamento de Prosperidad Social, son un alivio a las necesidades de millones de familias en situación de pobreza, pero son insuficientes para el desarrollo de los territorios en material social.
Reconstruir el archipiélago en infraestructura y no pensar en generar un impacto en su desarrollo social, sería desaprovechar una oportunidad de oro que ha brindado la misma naturaleza.
Lamentablemente son los desastres naturales los que nos recuerdan aquellos territorios olvidados, que se acostumbraron a vivir sin lo básico, donde solo los programas sociales los alivian temporalmente.
Sorprende como en 100 días van brindar atención y garantizar derechos, cuando desde 1991 año en el que San Andrés, Providencia y Santa Catalina fueron declarados Departamento Archipiélago han merecido atención.
Entonces, ¿si se puede? ¿Si hay recursos? ¿Si existen figuras jurídicas? Para procurar la equidad de los territorios olvidados en materia de derechos y servicios básicos.
Los actuales y futuros gobernantes requieren revisar sus políticas sociales y la dirección de los recursos, pensar en desarrollo sostenible para dinamizar la economía. Los subsidios no cambian los indicadores de pobreza.
Nuestro país seguirá en “vía de desarrollo”, sino se empieza a disminuir las nefastas condiciones de derechos y servicios básicos de algunos territorios.
San Andrés, Providencia y Santa Catalina tienen la oportunidad de construir un verdadero paraíso, contratar sus propios habitantes para reconstruirlo es una buena estrategia y tener el Estado presente es para aprovechar de manera propositiva.
Ahora se requieren acciones contundentes para lograr que, en uno de los Departamentos menos poblados, tengan los menores índices de pobreza y un desarrollo del territorio que le muestre al país un nuevo Archipiélago.
¡Adelante San Andrés, Providencia y Santa Catalina!
*Abogada Unab, Especialista en Derecho Administrativo y en Derecho Constitucional U del Rosario. En curso Maestría en Políticas Públicas y desarrollo Unab.
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