¿Se plantea Estados Unidos una acción militar contra Irán? «No tengo prisa por hacerlo, porque creo que Irán tiene la oportunidad de ser un gran país […] y me gustaría verlo, esa es mi primera opción», respondió el presidente estadounidense, Donald Trump, en el Despacho Oval el jueves 17 de abril.
Según informes del diario estadounidense ‘The New York Times’, Donald Trump disuadió a Israel de atacar instalaciones nucleares iraníes en un futuro cercano, con el fin de priorizar la diplomacia y las conversaciones con Teherán.
Donald Trump sueña con un acuerdo
Unas horas antes, France 24 conversó con el exviceconsejero de Seguridad Nacional del presidente George W. Bush. «Donald Trump ciertamente no quiere una guerra con Irán», dijo Elliott Abrams.
La semana pasada, la Administración estadounidense optó por la vía diplomática, iniciando una primera ronda de negociaciones en Omán, que ahora deberán continuar en Roma, todavía bajo mediación omaní.
Defensor de las relaciones de poder, Donald Trump, que busca hace tiempo al Premio Nobel de la Paz, también sueña con ser el «maestro del acuerdo».
En 2018, retiró a su país del acuerdo sobre el programa nuclear iraní logrado por la Administración de Barack Obama, «el peor jamás negociado», según sus palabras.
Este acuerdo, conocido oficialmente como Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, Joint Comprehensive Plan of Action, por sus siglas en inglés), celebrado en 2015 con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania, tenía como objetivo limitar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones económicas.
Sin embargo, Donald Trump ya había declarado su disposición a celebrar un nuevo acuerdo en cuanto Irán estuviera dispuesto a hacerlo.
Contradicciones e incoherencias estadounidenses
En 2025, el entorno del presidente sigue dividido sobre la cuestión nuclear iraní, señala Clément Therme, investigador asociado del Instituto Internacional de Estudios Iraníes y profesor de la Universidad Paul Valéry de Montpellier.
«Hay que distinguir tres corrientes en su Administración. Los nacionalistas, como el vicepresidente J.D. Vance, se oponen a la guerra; los hombres de negocios, como Steve Witkoff, apuestan por la firma de un acuerdo; y por último, los halcones, como Mike Waltz (Asesor de Seguridad Nacional) y el secretario de Estado, Marco Rubio, piden el desmantelamiento total del programa nuclear iraní».
¿Qué línea puede prevalecer? «Por el momento, el enfoque estadounidense se caracteriza sobre todo por su incoherencia», responde Jean-Loup Samaan, investigador asociado en el Atlantic Council (Washington) y experto asociado en Medio Oriente en el Institut Montaigne.
«El equipo osciló entre mensajes conciliadores sobre el programa nuclear iraní que parecían una vuelta al espíritu del acuerdo de 2015, y posiciones mucho más maximalistas».
El negociador estadounidense Steve Witkoff, que hasta entonces se había abstenido de pedir el desmantelamiento total del programa nuclear iraní, afirmó el martes 15 de abril que Teherán debe «detener su programa de enriquecimiento nuclear y de fabricación de armas, y eliminarlo».
La República Islámica quiere sobrevivir
Una línea roja para la República Islámica de Irán: el derecho del país a enriquecer uranio no es negociable, declaró el miércoles el ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi.
El miércoles, el director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, repitió que Irán está a punto de dotarse de armas nucleares.
Clément Therme estima este plazo entre uno y tres años. Pero para él, la cuestión no es la capacidad técnica de Irán para producir armas nucleares. Se trata de una decisión táctica: cruzar o no ese umbral ante las amenazas de Israel y Estados Unidos.
Donald Trump quiere que «Irán sepa que ‘se desatará el infierno’ si Teherán no abandona su programa nuclear», advirtió recientemente la Casa Blanca.
Sin embargo, «los ataques israelíes y estadounidenses contra Irán podrían desencadenar una insurrección en el país», analiza Clément Therme. «En cierto modo, eliminarían el último argumento de la República Islámica: Soy yo o el caos».
Debilitado militar, táctica y económicamente, el régimen tiene que hacer frente a la cólera creciente de su población desde la muerte de la joven kurda Mahsa Amini a manos de la policía iraní en septiembre de 2022.
La supervivencia de la República Islámica de Irán está en juego en estas negociaciones, resume Clément Therme.
¿Hacia negociaciones interminables?
Por la parte estadounidense, la cuestión principal sigue siendo la paz en Medio Oriente, prosigue el investigador.
Al igual que en 2020, Donald Trump fue reelegido con la promesa de poner fin a las guerras en las que el Ejército estadounidense se había visto envuelto en la región desde la década de 1990. Estas guerras le están costando demasiado a Estados Unidos, declara regularmente el mandatario.
Pero, ¿cómo llegar a un acuerdo y evitar la guerra, dadas las líneas rojas de ambas partes?
El resultado más probable es el establecimiento de una «hoja de ruta» con un programa para los próximos años, que permita a los iraníes resolver sus diferencias, responde Clément Therme.
Históricamente, desde 2003, Irán ha participado en numerosas rondas de negociaciones, interrumpidas por rupturas y reanudaciones, sin lograr nunca un abandono completo y definitivo de su programa de enriquecimiento de uranio.
En la actualidad, «esta estrategia de negociación sin fin podría favorecer los intereses de Trump: emprender una diplomacia personal, teatral y mediática», analiza Clément Therme.
«Esto permitiría a ambas partes evitar una escalada militar en la región, sin abordar en última instancia el fondo de un acuerdo».