Por: Iván Aguilar Zambrano/ Es evidente lo desbordado que está el ‘mototaxismo’, es común escuchar en las calles de la ciudad la frase coloquial “moto, moto, moto” y todos los ciudadanos ser testigos de cómo poco a poco se han venido formando improvisados paraderos en las esquinas.
Está claro que el fenómeno deriva de múltiples razones, entre ellas las dificultades para acceder a empleos formales, por ejemplo, en el Área Metropolitana de Bucaramanga, según el DANE, pasamos de una tasa de desempleo de 8,2% en 2018 a 9,3% en 2019, es decir aproximadamente unas 59 mil personas están sin trabajo.
Pero el tema se torna aún más complejo si revisamos las cifras de la informalidad, pues de 568 mil ocupados del último trimestre de 2019, tan solo 247mil corresponden a empleos formales. Números en los que no dudamos viene influyendo la migración venezolana.
Lo anterior nos permite entender parte de las causas, incluso llevar algunos a justificar el ‘mototaxismo’ y otras dificultades de nuestra sociedad, razón por la cual debemos concentrar todos los esfuerzos en superar estos pasivos sociales que estimulan entre otros, el ‘mototaxismo’. De ahí la importancia de apostar por una ciudad con más oportunidades, reto, que apropósito, esperamos sea prioridad de los nuevos mandatarios locales.
Lo cierto es que el ‘mototaxismo’ además de agravar el problema de movilidad, ser competencia desleal del transporte formal y claro ser ilegal e inseguro, ha evidenciado una relación, no general, pero existente con el microtráfico y el hurto. Como también es cierto, guste o no, el ‘mototaxismo’ se ha convertido en una alternativa más de transporte y como dice una de las máximas del derecho “La costumbre, hace ley”. Así que toca o toca hacerle frente al tema.
Por eso mientras el Ministerio de Transporte y el Congreso de la República dejan de evadir el problema o se repite una situación similar a la de Uber, que obligue a reconocer y regular el ‘mototaxismo’, las autoridades locales deben actuar de inmediato, dejar de “hacerse los pingos” y la mejor manera es con autoridad.
Por ejemplo, operativos dedicados a la verificación de la licencia de conducción, SOAT, el cumplimento de la revisión técnico mecánica y de los estándares mínimos de calidad de elementos de protección como el casco, medidas que al menos en algo reduzcan el riesgo de quienes allí se desplazan, así como una acción contundente que frene la colonización de la ciudad con paraderos ilegales, esos que vemos frente a centros comerciales, parques y avenidas principales; y sí, mejorar el servicio de transporte masivo, ojala se cumpliera la promesa del Metrolínea estrato 20, pero con que llegue a los sectores que más lo requieren, garantizando la flota y las frecuencias, mucho ayudaría.
Finalmente, los empresarios del transporte, frente a la magnitud del problema han pedido la prohibición del parrillero, lo cual ayudaría, pero atenta contra el ciudadano que usa su moto para llevar a su pareja al trabajo o sus hijos al colegio, así que una propuesta intermedia, que valdría la pena que las autoridades consideren, es restringir el parrillero en aquellos horarios en los que usualmente no se va al trabajo o al colegio, es decir que solo sea posible el transito con pasajero de 6 a 9 am y de 5 a 7 pm, tan solo para poner un ejemplo y abrir la discusión.
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