Por: Diana Ximena Carreño Mayorga/ Inspirada en un video acerca de la Modernidad de Castro-Gómez me he incentivado a escribir una crítica reflexiva. El autor denuncia cómo el discurso de la modernidad ha sido construido desde Europa como un proyecto emancipador, ligado a la razón, el desarrollo científico y el progreso social.
Sin embargo, esta visión eurocéntrica ignora las realidades y los sufrimientos de los pueblos colonizados, para quienes la modernidad no significó avance, sino violencia, opresión y despojo. Bajo el manto de la modernidad, se justificó el colonialismo, la esclavitud y la explotación de recursos y poblaciones no europeas.
Uno de los puntos centrales del pensamiento de Castro-Gómez es su crítica al “mito” de que la modernidad es un fenómeno exclusivamente europeo que luego se exporta al resto del mundo. En lugar de esto, sugiere que la modernidad no puede separarse del colonialismo, pues ambos surgieron simultáneamente. Lo que Europa llamó “civilización” y “desarrollo” para sí misma, fue también un proyecto de subyugación y control de otros pueblos, particularmente en América Latina, África y Asia. La colonización, por tanto, no fue una anomalía en la historia de la modernidad, sino una parte constitutiva de ella.
La invitación amable lectores, es a pensar en una modernidad desde los márgenes, es decir, a reconsiderar la historia y el concepto mismo de la modernidad desde las experiencias de los pueblos colonizados, quienes han sido históricamente excluidos del relato oficial.
La idea de “progreso” se vuelve problemática cuando vemos las consecuencias devastadoras de la imposición de este proyecto en las culturas indígenas, los ecosistemas y las estructuras sociales locales.
Desde esta perspectiva, la crítica al mito de la modernidad no solo cuestiona la narrativa dominante del progreso europeo, sino que también abre la puerta a proyectos alternativos de modernidad. Estos proyectos considero que, deben reconocer la pluralidad de experiencias históricas y culturales, y respetar los saberes y formas de vida de los pueblos no occidentales.
Es nuestro deber como ciudadanas y ciudadanos cuestionar las narrativas hegemónicas que han presentado la modernidad como un proceso universal y positivo.
– ¿Cómo haríamos esto, Diana?
– La idea es adoptar una mirada crítica y decolonial que reconozca cómo la modernidad está profundamente imbricada en la historia del colonialismo y la explotación. Este artículo no busca invisibilizar los logros de la modernidad, sino proponer nuevas formas de pensarla para aportar y ser parte de una nación inclusiva, plurales y justas, y que tengan en cuenta las voces históricamente silenciadas.
Esta reflexión crítica sobre los límites y problemas del enfoque tradicional del crecimiento económico, que ha dominado las políticas y el pensamiento económico global durante décadas cuestiona, como ya lo mencioné, la idea de que el crecimiento económico perpetuo es la única vía para lograr el bienestar social y la sostenibilidad, un paradigma que ha ignorado en gran medida los costos ecológicos y sociales.
…
*Psicóloga del Programa de Diversidad Sexual y Población LGBTIQ+ de la Secretaria de Desarrollo Social, alcaldía de Bucaramanga.